En una sentencia a la que tuvo acceso Servimedia, fechada el pasado 9 de mayo, la Sala de lo Contencoso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid considera probado que el 26 de octubre de 1994 el demandante, O.R.G., entonces estudiante de cuarto de Derecho, pidió a los responsables universitarios que hiciesen cumplir la prohibición de fumar en las aulas.

El ex alumno se amparaba en el Real Decreto 192/1988 de 4 de marzo, que limita la venta y uso del tabaco. Dicha norma establece que, dado que esta sustancia es nociva, en caso de conflicto prevalecerá siempre el derecho a la salud d los no fumadores sobre el de aquellos que sí lo son.

El demandante reiteró su petición en seis ocasiones, entre el 7 de noviembre de 1995 y el 30 de agosto de 1996, sin obtener respuesta por parte de los responsables de la Facultad de Derecho de la UCM.

En noviembre de 1995 comenzó un tratamiento en los Servicios de Salud Mental, al que continúa sometido en la actualidad, debido a los trastornos psicológicos que sufre por el consumo pasivo de tabaco.

Concretamente, según consta en la sentenia, se le ha diagnosticado una "fobia específica a los espacios cerrados y cargados de humo, con hostilidad hacia las personas que fuman en lugares donde se prohibe o desaconseja fumar".

El 29 de agosto de 1997 solicitó a la UCM una indemnización de 30.500.000 pesetas "por la ansiedad, angustia y nervios derivados de la enfermedad que le ha originado la actitud pasiva de las autoridades universitarias por no adoptar las medidas oportunas encaminadas al efectivo cumplimiento" de la normativa sobre el uo de tabaco, "lo que le ha privado de su derecho a la educación".

ABANDONO DE LAS AULAS

El demandante argumentaba que, "como consecuencia de la enfermedad, ha tenido que abandonar sus estudios de Derecho". Sin embargo, la UCM denegó al año siguiente, el 3 de febrero de 1998, la indemnización solicitada, decisión confirmada ahora por el TSJ de Madrid.

Argumentan los magistrados que no existe relación causa-efecto entre la enfermedad del demandante y la "inactividad" de la Administración Universiaria para hacer cumplir la prohibición de fumar en las aulas. El TSJ considera que su padecimiento es endógeno, es decir, de origen interno, "no imputable a ninguna conducta o acontecimiento externo".

La abogada del demandante, Maria Luisa Caldera Sánchez, ha anunciado que presentará un recurso de casación ante el Tribunal Supremo.

En la sentencia se hace constar que el demandante fue tratado de una cefalea tensional en 1991, dato que emplea para afirmar que la enfermedad ya se había manifestado uando realizó su primera petición a las autoridades universitarias para que hicieran efectiva la prohibición de fumar en las aulas.

"Eso no es cierto", dijo la abogada, quien explicó que en el parte médico de neurología se ve claramente que su cliente fue atendido el 26 de diciembre de 1996, cuando ya había hecho su reclamación a los responsables de su facultad y había iniciado el tratamiento psicológico que aún hoy continua.

En opinión de esta letrada, "es curioso que la Facultad de Derecho, quese supone que forma a las personas en leyes, no cumpla un Real Decreto". Por su parte, el demandante, que prefiere guardar el anonimato, apostilló que se ha conculcado su derecho a asistir a un aula donde se respeta la ley.

El demandante señaló que su fobia "tiene su causa en el mundo exterior, en una circunstancia estresante que se me ha obligado a vivir". En este sentido, señaló que el único informe médico aportado en la causa, el de los servicios de psicología de la CAM, afirma que "la evolución y parición de la enfermedad y sus secuelas sobre su estilo de vida y su funcionamiento social (...) tienen su comienzo y primeras manifestaciones en la facultad".

INFORME MEDICO

Según un informe médico de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, al que ha tenido acceso Servimedia, como consecuencia de su batalla contra el tabaco en las aulas de la facultad de Derecho, O.R.G. ha tenido una tendencia autodestructiva que le ha llevado a intentar quitarse la vida en una ocaión, y también manifiesta impulsos agresivos hacia todos aquellos que no respetan las prohibición de fumar en determinados sitios.

Como consecuencia de su fobia al humo, nacida de la situación que vivió en la universidad, el demandante, asegura el informe, ha padecido "sentimientos de autodesvalorización, sentimientos de pérdida, desesperanza e ira y una seria limitación de su estilo de vida".

Asimismo, señala que, si bien "su estado actual es de relativa mejoría clínica", lo cierto es que O.R.G.aún sufre "angustia y conductas de evitación de determinados espacios sociales en los que se fuma habiendo restricciones o normas que lo prohiban". Además, agrega el informe, su enfermedad le ha llevado a abandonar las actividades sociales, sus estudios, y ha disminuido sus relaciones interpersonales y le ha perjudicado laboralmente.