Los consejros dijeron desconocer que otros miembros de la clínica visitaran a Juan Guerra a título individual y Manuel Salazar, que fue presidente del Consejo de Administración de Litomed, aseguró que nunca oyó que ningún consejero tuviera contactos personales con Juan Guerra.

Asimismo, reconocieron la existencia de una segunda caja en la contabilidad de la clínica destinada, según dijeron, a gastos inmediatos, dietas de los consejeros delegados para asistir a congresos o pagas para conferenciantes extranjeros.Pero aseguraron que nunca pagaron comisiones a nadie con el dinero de esta caja.

Sobre esta "caja B" de la clínica privada Litomed, el contable de la entidad, Antonio Gallego, reconoció también su existencia y explicó que estaba constituída por los pagos de los enfermos que trataba la clínica y que llegó a tener hasta tres millones de pesetas, dinero que no figuraba en la contabilidad ni se declaraba a Hacienda.

El contable añadió que incluso en alguna ocasión tuvo que hacer sobres por valor de ms de 50.000 pesetas para entregárselos a los socios de la empresa.

El fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Sevilla, Alfredo Flores, afirmó que va a solicitar más información sobre la existencia de esta "caja B", no declarada a Hacienda.

Por su parte, todos los testigos que declararon hoy desmintieron lo afirmado en la sesión de ayer por el ex consejero delegado de Litomed, Daniel Sánchez Barriga, y coincidieron en rechazar que se acudiera a Juan Guerra para mediar ante el SAS para conseguir l desvío de enfermos renales de la salud pública a la privada.