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EL JUEZ SANTIAGO PEDRAZ ESCUCHA EL RELATO DE LOS SUPERVIVIENTES DEL GENOCIDIO DE GUATEMALA

MADRID
SERVIMEDIA

El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz comenzó ayer lunes a tomar declaración a varios supervivientes del genocidio llevado a cabo por las fuerzas militares de Guatemala contra la población maya en los años 80, una campaña de terror que, según las estimaciones del magistrado, dejó más de 250.000 víctimas.

Pedraz decidió llamar a declarar como testigos a varios de los supervivientes del genocidio después de que la Corte de Constitucionalidad de Guatemala rechazara autorizar, el pasado 19 de diciembre, la extradición a España de los militares y políticos acusados.

Entre ellos se encuentran los ex presidentes de Guatemala Efraín Ríos Montt, Romeo Lucas García y Óscar Humberto Mejías; el que fuera director de la Policía, coronel Germán Chupina Barahona; así como el entonces jefe de la Fuerzas Armadas, general Benedicto Lucas García, y el ex ministro del Interior, Donaldo Álvarez Ruiz.

Uno de las víctimas relató al juez como, el 15 de mayo de 1982, miembros del ejército quemaron su casa. Tras perder su vivienda, se marchó con su familia y buscó un sitio donde construir una casa que estuviese en un lugar algo más escondido, pero los militares le encontraron y redujeron a ceniza la segunda morada.

"Fue una persecución tremenda, la situación me obligó a construir una tercera casita donde tenía que salvaguardarme de las torrenciales lluvias y del sol"

El testigo explicó a Pedraz que si bien el pudo salvarse, varios de sus vecinos que decidieron quedarse no tuvieron la misma suerte. "Dos de ellos fueron asesinados en sus propias casas y otros dos cayeron en una emboscada del ejército en noviembre de 1982" señaló el testigo, quien tuvo que enterrar a los asesinados "así, con su ropa, sin cajón".

DOS HIJOS CAPTURADOS

En enero de 1983, el testigo decidió incorporarse a la guerrilla porque "el ejército mataba a nuestros propios hermanos inocentes" y también "para vencer a los asesinos y liberar a mi pueblo perseguido y explotado durante 500 años".

Finalmente, y tras conocer que su familia no tenía nada que comer, el testigo desertó de la guerrilla y huyó con sus parientes.

Se vieron obligados a sobrevivir comiendo raíces y hierbas, a consecuencia de lo cual sus hijos "estuvieron totalmente desnutridos" y a él se le infectó la cadera y parte de la pierna izquierda.

Durante ese periodo, los militares destruyeron los cultivos de varias comunidades de la zona, entre ellos los del propio testigo. "Somos hijos del maíz, y de él vivimos. Nos quitaron nuestra comida y la de nuestros hijos y familias", afirmó.

Varios de sus compañeros fueron asesinados por el ejércitos mientras que otros murieron de hambre o por enfermedades "ya que no había medicinas".

Pero lo peor llegó el 27 de abril de 1984, cuando, después de que el ejército prendiese fuego al bosque en el que estaba escondido, dos de sus hijos, de 12 y 9 años de edad, fueron capturados por los militares. Tambien capturaron a su suegra, de 65 años, y como se negó a marcharse con el ejército, "la dejaron muerta, torturada y quemada".

(SERVIMEDIA)
05 Feb 2008
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