El juez Mariñas se dirigió a los letrados, que protestaban por el mal funcionamiento de la justicia, profiriendo gritos y palabras soeces, mientras sostenía en una mano el machete y aseguraba que la justicia se defiende con las armas y no con los textos, según explicó uno de los abogados encerrados.

Posteriormnte, según este abogado, el juez les pidió que abandonaran la sala y una vez en la puerta ordenó detener a un grupo de mujeres que se manifestaban contra el narcotráfico.

"Era una cosa verdaderamente de película", explicaron las mismas fuentes. "Sacó un arma blanca, la desenvainó, la puso sobre la mesa y dijo: 'Yo soy el primero que pongo aquí mi arma para defender la justicia, y así parodio a Guzmán el Bueno'".

El juez Juan Mariñas es una persona de edad avanzada que, según representantes de laCoordinadora Contra la Droga, debería estar jubilada desde hace tiempo.

El encierro de los abogados estuvo motivado por el retraso en la puesta en funcionamiento de los juzgados dos y tres, prevista en la Ley de Planta y Demarcación.