Según publica hoy el diario "La Opinión", Miguel García, que padece sida terminal, ha relatado que estando ingresado empeoró su estado y escuchó que los médicos decían "ha muerto", mientras le retiraban un tubo por el cual respiraba, y aunque no sentía dolor no podía ni hablar ni responder. El joven declaró que después se despertó helado y un chico abrió la puerta del frigorífico. "Cuando me iba a sacar, le dije: ¡Que frío!, y salió corriendo", explicó.

Según el relato de Miguel García, que se encuentra en tratamiento con metadona debido a su adicción a la heroína, enseguida llegaron muchos médicos que le tomaron la tensión y certificaron el buen funcionamiento de sus constantes vitales.

El director en funciones del Hospital Santa María del Rosell de Cartagena, Angel Rodríguez, eclaró en un primer momento que "la cámara de cadáveres está rota". Posteriormente emitió una nota de prensa en la que decía: "Teniendo somero conocimiento de la política mortuoria e inscripciones de altas y decesos en el Registro Civil, es imposible sucesos como el descrito simplemente en base al tiempo transcurrido".

Angel Rodríguez asegura que tanto la Ley General de Sanidad como la Ley de Protección de Datos le impiden comentar e incluso confirmar si un ciudadano ha sido atendido en el centro hosptalario que dirige.

Por su parte, el joven Miguel García ha dicho que no piensa denunciar los hechos ante el juzgado, ya que está satisfecho de que los médicos se dieran cuenta de que estaba vivo.

Los amigos del barrio que habitualmente frecuenta Miguel García afirman que "ha resucitado" porque en el hospital les dijeron que había fallecido debido a la enfermedad que padece.