"La verdad", declaró a Onda cero, "es que cada mañana nos levantamos y leemos en los periódicos o escuchamos las radios y vemos que el lenguaje político está cargado de agresividad, de insulto, de ataques de todo tipo, de crispación. La crispación lleva al final a la ruptura del tejido político y del tejido social. Simplemente yo llamo la atención sobre todo y pido que se calme el juego".

Respecto a la reacciones que provocaron en Aznar sus reacciones, Pujol dijo que "el desastre no es inevitable. Hay un peligro de confrontación, por lo menos a nivel político, y si no se traslada finalmente a nivel social será porque hay una gran indiferencia en la sociedad por lo que diga el señor Aznar opor lo que pueda decir yo, lo cual también es malo por lo que compromete de desprestigio de las instituciones".

Puntualizó que "por otra parte, confundir la palabra confrontación con la palabra guerra ya es tener ganas de confundir las cosas".

"Yo siempre me he situado en la política española en una posición de pacificación; de procurar que los problemas reales del país no sean ocultados por voceríos de ningún tipo y en eso estamos. Por ejemplo, ayer el Parlamento español aprobó una enmienda de nestro grupo para que todo lo que haya de más de ingresos en este año en España se dedique a misminuir el déficit", explicó.

Pujol añadió que "con este ejemplo quiero decir que procuro que esta gran agresividad que hay, este intercambio constante de insultos, esta crispación, nada ejemplar para los ciudadanos, fuera sustituído por un trabajo político serio. Lo que quiero es calmar el juego. No voy a entrar en polémica. Lo que si quiero es que quede claro lo que dije y no me los presenten de una forma asolutamente fraccionada, cuando lo que es es una apelación a la calma, a la serenidad".

Por último, el jefe del Ejecutivo catalán señaló respecto a la salud de la democracia española que "no veo riesgo de que la democracia se desmorone como se desmoronó en los años 30. La situación es muy distinta, pero hay que fortalecerla más, porque España si no tiene unos instrumentos instituciones eficaces -la Monarquía se aguanta bien, eso va bien- el país no funcionará bien".