Según informó Fiat Ibérica, propietaria de Iveco-Pegaso, esta medida tiene por objeto reducir la producción y adecuarla al mercado para "evitar que se ponga en peligo la pervivencia de la empresa, de los proveedores y el futuro de los trabajadores".

La mitad de estas 1.700 personas que se verán afectadas por la suspensión tienen una edad superior a los 53 años, por lo que la empresa espera que estos empleados se acojan al plan de jubilación a realizar en los próximos tres años.

Iveco-Pegaso afirmó que los otros 850 trabajadores volverán a ser readmitidos, la mitad de ellos dentro de este año y el resto cuando se produzca la reactivación de los mercados.

La mayoría de los empleados afectados pertenecen a la fábrica de Madrid, en un número de 1.200; otros 400 a la de Mataró, en Barcelona y los 90 restantes a Valladolid.

Fiat Ibérica recordó que en los últimos tiempos ha invertido 100.000 millones de pesetas en Iveco para renovar sus fabricas, presentar nuevos productos y hacer competitiva la empresa de camiones, de acuerdo con el compromiso adquirido en el momento de su adquisición.

Asimismo, se mostró dispuesta a buscar con los trabajadores afectdos "las medidas necesarias para afrontar conjuntamente la superación de la actual situación".

En 1992, Iveco-Pegaso tuvo unas pérdidas de 31.643 millones de pesetas, el 60 por ciento más que en 1991.