El portavoz de la Embajada de Israel en España, Jackie Eldan, explicó a Servimedia que la situación no es delicada en cuanto a la estabilidad del país, porque los mecanismos de traspaso del poder están tasados y, dentro de las reglas democráticas, el titular de Finanzas y "número dos" del Gobierno, Ehud Olmert, ha asumido ya la dirección de Israel de forma transitoria.

Ese escenario institucional podría prolongarse sin mayores problemas hasta las elecciones que están ya convocadas para el 28 de marzo, por lo que la estabilidad no corre riesgo alguno.

Lo sucedido es triste, decía Eldan, pero Israel sabe, como país democrático sometido, además, a numerosas crisis de todo tipo, cómo afrontar esta situación sin crear vacío de poder y sin arriesgar la estabilidad institucional.

Otra cosa es, reconoce Eldan, el escenario "algo frágil" entre los partidos políticos que concurren a esas elecciones. Recientemente Sharon abandonó el partido conservador, Likud, para formar uno nuevo, Kadima, con vocación más centrista.

Las encuestas en Israel indicaban que Kadima tenía muchas probabilidades de ganar las elecciones gracias, en buena medida, al liderazgo de Sharon.

Con Kadima, Sharon había definido una agenda basada en la continuidad del proceso de paz con las autoridades palestinas, siguiendo los pasos iniciados ya con el desmantelamiento de los asentamientos de Gaza.

Eldan expresó sus mejores deseos de recuperación para Sharon, pero reconoció que, tras las operaciones a las que ha sido sometido, cualquier persona requiere una larga convalecencia.

En ese caso, con Kadima liderado por alguien que no será el actual primer ministro, habrá que ver cómo se recompone el panorama de partidos en Israel y cómo se mueve el electorado.

Las principales bazas de los votantes israelíes para esas elecciones son, además de Kadima, el Likud (liderado antes por Sharon y ahora por el ex primer ministro Benjamin Netanyahu) y el Partido Laborista, con Amir Peretz al frente.