IRAQ. LAS MOVILIZACONES PRUEBAN LA NECESIDAD DE IMPLICAR A LOS CIUDADANOS EN LA TOMA DE DECISIONES, SEGUN EDUARDO SOTILLOS

- Presenta la novela "La rebelión de los inexistentes", del escritor mexicano Juan Patricio Lombera

MADRID
SERVIMEDIA

Eduardo Sotillos, periodista y portavoz del primer gobierno de Felipe González, considera que la "catarsis de la opinión pública" que se ha iniciado con las multitudinarias manifestaciones contra la guerra en Iraq es una prueba de la necesidad de avanzar hacia una demoracia más participativa en la que los ciudadanos sean responsables de la toma de decisiones, más allá del voto depositado cada cuatro años en las urnas.

Sotillos, que ha sido director de Radio Nacional y Radio Exterior, y es colaborador de la Cadena SER, de Localia TV, de la revista El Siglo y del periódico digital "Mi Canoa", expresó esta opinión durante la presentación de la novela "La Rebelión de los Inexistentes", escrita por Juan Patricio Lombera, autor mexicano nacido en 1972, que tuvo lugar en l Instituto de México, perteneciente a la Embajada de este país.

En su obra, el autor presenta un mundo metafórico en el que Estados Unidos, Rusia y China acuerdan internacionalizar dos ideologías para crear en el mundo dos bandos antagónicos que organicen una tercera guerra mundial para reducir la población mundial en varios cientos de millones de personas, tras la que un Consejo de Notables dirigirá el mundo.

El periodista elogió este libro que, pese a situarse en un tiempo futuro, dentro de vaias décadas, refleja una realidad, la "rebelión de los inexistentes", que "se está produciendo en estos momentos en el mundo", como demuestran las multitudinarias manifestaciones que se están celebrando en contra de la guerra contra Iraq.

"Hace muy poco tiempo, hubiera sido una utopía describir en una novela lo que está ocurriendo en estos momentos en el mundo como consecuencia de la crisis de Iraq", explicó. "La gente ha empezado a tomar conciencia de posiciones, a manifestarse por las calles, a comuicarse, a hacer un tamtam de los que no contaban".

A su juicio, "inexistentes pueden ser también los ciudadanos que, incluso en las democracias, solamente son consultados cada cuatro años y, mientras tanto, pues dan una especie de crédito y no existen, y realmente no existen. Esa es una manera de ser inexistente".

"Y de repente se descubre que puede haber una rebelión, que la gente puede salir a la calle, manifestarse, armar de repente una catarsis de opinión pública, que a muchos les ha sorprenddo pero que puede incluso modificar la abducción de eso que se llama poder hegemónico, del que también se habla en este momento", agregó.

Para Sotillos, esta novela es algo más que "política ficción", pues introduce elementos de la "Divina Comedia" de Dante, al trazar un infierno, donde se encuentran los "inexistentes", en el cual "el hombre no se resigna al factum, ni al designio de los dioses, sino que también demuestra su propio coraje, su capacidad de incordiar políticamente, de buscar complicidads de gente en otros espacios, conseguir al final triunfar y poder pasar a ese otro purgatorio hasta llegar al paraíso".

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

Por su parte, Juan Patricio Lombera recalcó que "no sólo por la crisis de Iraq, de ahora, que la gente, ya desde antes, ha venido cambiando", como muestra el hecho de que tras la caída del Muro de Berlín los ciudadanos opinaban que no había forma de cambiar el sistema capitalista, un determinismo con el que actualmente están acabando las ONGs, los grupos aniglobalización, y la propia sociedad, que ahora sale a la calle para "perfeccionar" el sistema.

La intención de los ciudadanos de tomar la iniciativa demuestra, prosiguió, que los inexistentes no sólo son "los africanos que se están muriendo de sida porque no pueden comprar retrovirales, los indios chiapanecos que tienen que decidir entre comprar el ataúd o la medicina cuando tienen un enfermo en casa, y que están ahí, sabemos que están ahí, pero los dejamos estar y que se vayan muriendo poco a poco.."

"Efectivamente, a nosotros se nos toma en cuenta una vez cada cuatro, seis, siete años, y damos un poder ilimitado a nuestro gobernante, y ya no importa lo que volvamos a decir, que no se nos hace caso, cosa que también no sé yo qué tanto también es de acomodaticio para nosotros mismos. Es decir, votamos, el presidente gobierno y al cabo de cuatro años, ¡ah! Si me va bien te voy a votar y si no, ¿sabes qué? Te castigo y punto", insistió.

Por ello, apostó por una democracia más participativa, enla que decisiones tan importantes como el apoyo o participación en una intervención bélica deban someterse a un referéndum, ya que "la población debe hacerse cargo de tomar las responsabilidades también".

(SERVIMEDIA)
16 Mar 2003
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