Ya el día 24 de marzo el ministro de Deensa, Federico Trillo-Figueroa, admitió en el Congreso de los Diputados que se había autorizado el sobrevuelo de los B-52 a través de España, pero, sobre el repostaje en vuelo, matizó que "se puede haber efectuado y se puede no haber efectuado".

En su respuesta escrita al líder de IU, Defensa afirma que estas "eventuales operaciones" no tuvieron ningún efecto sobre la aviación civil y comercial. También indica que "nada hay en la normativa sobre tráfico aéreo nacional, internacional o aliado que impid la realización de la maniobra en vuelo sobre lugares poblados, dado que es de baja peligrosidad".

"El Ejército del Aire español ha realizado más de 20.000 maniobras de este tipo desde hace veinte años, sin que se haya producido ningun incidente reseñable", argumenta la respuesta del Ejecutivo.

Asimismo, destaca que "ha habido otros sobrevuelos de bombarderos americanos por el Estrecho de Gibraltar que no precisaron de autorización del Gobierno español al ser un paso de tránsito por espacio aéreointernacional".

"La autorización para el sobrevuelo del espacio aéreo español se ajusta a los objetivos del convenio bilateral de cooperación para la defensa, aprobado por abrumadora mayoría en el Parlamento", continúa la respuesta del Gobierno, que informa también de que la operación del 21 de marzo fue vigilada por las escuadrillas de control aéreo operativo en los centros de control aéreo civiles de Madrid y Barcelona.