Así lo aseguró esta tarde el ministro de Defensa, Federico Trillo, que compareció ante la Comisión del Congreso de los Diputados para explicar el envío a Iraq de 1.300 soldados.

El ministro respondió a varias intervenciones de los portavocs de la oposición que le pidieron explicaciones por el retraso de la llegada del buque Galicia y las sospechas de que se debió a un intento de cuadrarla con la agenda del Gobierno.

Trillo salió al paso de estas sospechas y explicó que, desde la salida de Dubai, el 25 de junio, "se comienzan a producir averías en los motores principales", motivadas por problemas en los circuitos de refrigeración que afectaban sobre todo al eje de estribor.

"Durante todo el tránsito entre Dubai y Suez", es decir, e trayecto rodeando la penísnula arábiga y remontando el Mar Rojo, "sólo se mantuvo operativo todo el tiempo un motor de cuatro", añadió el ministro.

Las averías se sucedieron los días 28, 29 y 30 de junio, y el 6 de julio aún persistían "las limitaciones" de los motores, por lo que ese día embarcaron en el buque técnicos y repuestos, y el día 8 se registraban ya algunas "mejorías".

Pese a todo, el 9 de julio el estado de los motores era aún "limitado", y el día 10 se redujo la velocidad del buquepara evitar nuevos contratiempos.

Trillo explicó ante los diputados que estas averías no habían sido hechas públicas "por no alarmar" a los familiares que esperaban el regreso de la tripulación del buque, pero era su deber detallarlo en la Cámara.

Por lo demás, el ministro reiteró que la zona de Iraq en la que operarán los soldados españoles es "relativamente segura" y no se han registrado ataques suicidas contra las tropas extranjeras como los que se han producido en las últimas semanas en otraszonas del país.

Sin embargo, reconoció que se pueden vivir situaciones de riesgo porque, si no existieran esas probabilidades, "no haría falta la misión" de mantenimiento de la paz.

El ministro explicó que en esa zona, como en el resto del país, operan bandas organizadas vestidas de paisano y que se camuflan entre la población civil, con la consecuente dificultad para identificarlas, y que poseen "no pequeña cantidad de armas ligeras".