Según dijo en declaraciones realizadas en el Congreso, España no ha perdido su "independencia" para decidir y actuar en política internacional. "Estamos convencids de lo contrario", dijo, "creemos que España es, hoy en día, un factor de mayor influencia en la política de los Estados Unidos y de otros actores principales del mundo".

Caldera afirmó pocos minutos antes en rueda de prensa que en esta crisis las cosas se desarrollan "como en el ajedrez, sólo las piezas principales pueden cambiar de posición y volver hacia atrás, pero los peones no. Los peones están destinados a ser comidos y no pueden volver atrás. Aznar está convirtiendo a España en un peón".

El portavoz socialista hizo estas manifestaciones en relación a la firmeza demostrada por el presidente del Gobierno, José María Aznar, en su última comparecencia en el Congreso respecto a la redacción de la propuesta de resolución redactada por Estados Unidos, Gran Bretaña y España, que deberá ser sometida al Consejo de Seguridad. Sólo pocas horas después fue el primer ministro británico, Tony Blair, quien apuntó la posibilidad de introducir cambios en el texto.

En ese sentido, Arístegui afirmó que e proyecto de resolución "sigue abierto a debate y enmiendas" porque mientras no haya "un desacuerdo completo" en el seno del Consejo de Seguridad "es posible alcanzar el consenso".

En esta línea aseguró que incluso los países que sostienen posiciones más distantes "coincidimos en lo esencial" y ninguno de ellos "habla de la renuncia de antemano al recurso de la fuerza. Nadie está diciendo que la fuerza ha sido descartada".

El PP insistió en afirmar que "la guerra no es inevitable" aunque ello depnde "en exclusiva" del líder iraquí, Sadam Hussein. El Gobierno español juzga que los ultimos avances en el desarme de Irak son "tímidos y claramente insuficientes", a tenor de los datos conocidos del informe de los inspectores de Naciones Unidas que será hoy presentado al Consejo de Seguridad.

Arístegui se volvió a manifestar a favor del "completo y efectivo desarme" de Sadam Hussein y defendió la posición del Gobierno como la más "responsable" y conducente a conseguir "la paz y la estabilidad en la ona de Oriente Medio", porque "renunciar de antemano a la amenaza del uso de la fuerza significaría que nuestra presión perdería credibilidad".