El IPC se mantendrá en el 3% interanual durante el mes de marzo y a partir de ahí empezará un descenso cuya intensidad vendrá marcada por el precio del barril de petróleo y por la evolución del euro respecto al dólar.

Teniendo en cuenta estas variables, el BSCH prevé que la inflación a finales del 200 pueda oscilar entre el 1,9% (si se controla el precio del crudo y la paridad euro/dolar cambia en favor del primero), o el 2,7%, si sucede lo contrario y, además, la sequía encarece el precio de los alimentos.

Según el BSCH, para controlar mejor la inflación se hace necesario insistir en la liberalización y desregulación de los hidrocarburos y del precio del suelo, además de adoptar una política fiscal más restrictiva de la inicialmente prevista por el Ejecutivo.

Finalmente, el BSCH alerta de a posibilidad de que se dispare la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados, productos energéticos y alquileres) y muestra su preocupación por la subida de los precios industriales desde el 3,3 al 3,8%, durante el pasado mes de febrero.