La sentencia también condena al taxista a abnar al afectado, José Buño Suárez, una indemnización de 50.000 pesetas por daños morales. El fallo estima que el afectado sufrió coacciones, vejaciones injustas y un perjuicio moral.

Los hechos ocurrieron el 27 de noviembre de 1992, cuando el invidente se acercó junto con su mujer a una parada de taxis y reclamó los servicios del primero de la fila. El taxista se negó a transportarle y ni siquiera quiso ver la documentación que acredita a Buño para poder ser trasladado en cualquier medio de transportejunto a su perro guía.

Ante la actitud del taxista, José Buño, responsable de la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) en Betanzos (La Coruña), reclamó los servicios de otro taxi que no puso ningún impedimento.

José Buño tiene pendiente de resolución otro juicio por la denuncia que presentó contra un conductor de autobús que también le negó el derecho a viajar con su perro guía.