INVESTIGADORES GRANADINOS DESARROLLAN UN METODO PARA DETERMINAR LA ADICCION A LOS JUEGOS DE AZAR
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El engaño a la familia, la ocultación de la condición de jugador, la preocupación por el juego o la pérdida de relaciones personales, trabajo u oportunidades educativas o laborales son algunas de las señales inequívocas que alertan de un problema con el juego. Así, lo asegura el profesor de la Universidad de Granada, José María Salinas que ha desarrollado en colaboración con la Federación Andaluza de Jugadores Rehabilitados (FAJER) un método de diagnóstico para determinar la adicción a los juegos de azar.
Según el profesor del departamento de Psicología Social y Metodología de la Universidad de Granada, en la actualidad hay "más de más de medio millón de personas que son adictas al juego y que necesitan tratamiento para poder abandonar esta adicción que les fuerza de forma persistente y progresiva a jugar, hasta acabar en una dependencia emocional respecto del juego que afecta de forma negativa a su vida personal, familiar y profesional".
Una forma de solucionar este problema es "detectar a tiempo el problema" por eso es tan importante "el desarrollo de un buen método de diagnóstico", asevera el profesor, según informa la Junta de Andalucía.
El proyecto, que comenzó en 1999, ha consistido en la elaboración de un cuestionario, cuyas respuestas permite a los profesionales de este campo determinar la existencia de la dependencia en el paciente. Para elaborar correctamente las preguntas, el equipo de científicos se ha basado en los resultados de un estudio previo realizado en una muestra de 64 jugadores en proceso de rehabilitación comparando sus respuestas con las de una muestra de 140 sujetos de la población general.
Entre los síntomas que apuntaron el 80% de los entrevistados destacan el engaño a la familia y la ocultación de la condición de jugador como elementos claves de un problema de juego. La necesidad de recuperar el dinero después de haberlo perdido, los problemas familiares o la obsesión por seguir jugando son otras de las características que los afectados por un problema de juego patológico apuntan como señales de la enfermedad.
(SERVIMEDIA)
03 Sep 2005
L