Hasta el momento, la ONG ha reparado 156 casas en la zona, de las cuales el 90% ya han podido ser ocupadas por las familias afectadas.

Asimismo, y con el fin de que las 2.000 personas que aún viven en los campamentos lo hagan de la mejor manera posible, la fundación ha distribuido luces halógenas portátiles para combatir los cortes de luz, muy habituales en esta época de monzones.

En esta región, donde la mayor parte de los ingresos familiares proceden de la pesca, las consecuencias económicas causadas por el "tsunami" fueron devastadoras. El azote de la ola gigante dejó a más de 5.600 personas sin forma de ganarse la vida.