"Abre, presto, las puertas, Federico,/ para que pase el pueblo soberano/ y visite el Congreso, pues no en vano/ es él quien colorea su abanico.// Que es un dí de gozo ciudadano/ nuestra Constitución con veinte años,/ alejados de tantos desengaños/ como asolaron nuestro suelo hispano.// Muéstrale al pueblo nuestro gran respeto/ y dale un caldo, Trillo, calentico,/ aunque no esté aprobado por decreto.// Y tengo que decirte Federico/ que, por fecha y afecto, este soneto/ pudo haberse trocado en villancico".

El soneto, con estrambote, del presidente del Congreso dice:

"Por las puertas de bronce, reservadas/ otrora para Reyes soberanos,/ ha entrado en el Cngreso el pueblo llano,/ por dos fieros leones custodiadas.// Que no pudo forzarlas ni Tejero/ ni tampoco el caballo de Pavía/ que tiene el pueblo con soberanía/ más huevos que el caballo de Espartero// No os iréis sin que acabe este soneto/ ¡que os conozco, tendido de --ones!/ que me haríais perder hasta el respeto// desde Pepe Borrell a los leones./ Idos pues, hoy en paz, que aquí yo os reto/ al próximo periodo de sesiones!// Comed bien los turrones, y acordaos de cantar un villancico por vuestro Presidete, Federico."