INMIGRACÓN. EL CATEDRÁTICO JULIO CARABAÑA CREE QUE SE MAGNIFICA EL PROBLEMA DE LA INTEGRACIÓN ESCOLAR DE LOS INMIGRANTES

MADRID
SERVIMEDIA

La incorporación del alumnado inmigrante al sistema educativo español no representa un problema de conflictividad social ni de gasto público en las dimensiones que manejan numerosas organizaciones políticas, sindicales y educativas.

Esta idea la desarrolla el catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid Julio Carabaña, en el artículo "a inmigración y la escuela", recogido en un estudio monográfico sobre la inmigración en España que ha publicado el Colegio de Economistas de Madrid.

Para Carabaña, se habla mucho de la llegada masiva de extranjeros en los últimos años y de los 300.000 alumnos de fuera del país que hay ahora mismo en las aulas españolas.

Sin embargo, no se dice que ni los alumnos que ingresan en el sistema a edades tempranas, sea cual sea su lengua, ni los que entran a edades posteriores conociendo la lengua y conel nivel adecuado para su edad, tienen realmente necesidades educativas específicas.

Carabaña calcula que un tercio de inmigrantes se integra en los colegios sin problema alguno al haberse escolarizado desde muy pequeños.

La mitad de los dos tercios restantes, es decir, un tercio, es alumnado procedente de Latinoamérica que se ha incorporado tarde. Por consiguiente, no tiene ninguna necesidad relacionada con la lengua, y quizá la mitad de ellos ha tenido que hacer durante el primer año un esfuerz especial para alcanzar el nivel de sus compañeros.

El tercio restante, continúa el autor, está formado por alumnos con necesidades específicas de lengua. "Dependiendo de su edad y procedencia, invierten entre tres meses y un curso en adquirir el dominio suficiente para poder seguir las clases al ritmo de sus compañeros".

COMUNIDAD CHINA

Carabaña observa también que se tiende a hacer de los marroquíes el prototipo de los inmigrantes, pero el caso más llamativo, desde el punto de vista de la intgración escolar, es el de los chinos.

Estos provienen de un país con una gran distancia cultural y social respecto a España, "pero no por ello plantean demandas especiales a las escuelas, en las que suelen destacar".

A la vista de este panorama, el autor extrae la conclusión de que tanto desde el punto de vista de la escuela como desde el de las familias "las demandas educativas de la inmigración son bastante simples y limitadas", y, de hecho, muchos países avanzados las vienen respondiendo desdehace años de forma satisfactoria.

Cree que esas demandas pasan por una integración normalizada presidida por el reconocimiento mutuo y la tolerancia, y no como pregonan los partidarios del multiculturalismo, con cambios incluso en los programas curriculares de los autóctonos para lograr una representación "igual" de todas las culturas en el aula.

"Las fórmulas que los sindicatos ofrecen, apoyados por numerosos técnicos y pedagogos, son las mimas que han mostrado su ineficacia durante todos estos ños: aumentar el gasto, reducir la ratio. Y no pudiendo aducir en su favor ningún éxito pasado, apoyan sus demandas en las necesidades educativas de los inmigrantes, que pasan, claro está, a exagerar a continuación", afirma el catedrático.

Carabaña lamenta que muchos padres se estén dejando llevar por estas ideas, a su juicio, erróneas, para pensar mal de la escuela pública al identificarla como gueto y llevar a sus hijos a la enseñanza privada.

(SERVIMEDIA)
29 Ene 2004
JRN