Dado que el total de contrataciones visadas en el Inem durante el mes enero fueron 711.900, las colocaciones logradas por el instituto público de empleo supusieron un 14,3 por ciento del total, una tasa doble de la que se registraba hace tres o cuatro años.

La mejoría de la eficacia colocadora del Inem es atribuible al aumento global de las contrataciones registradas, favorecida por la proliferación de contratos precarios de corta duración, a la mayor presión ejercida sobre los parados para que acepten ofertas de empleo y a las menores exigencias planteadas por los propios desempleados.

A este respecto, la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al cuarto trimestre del 95, muestra que son 2,6 millones de parados los que están dispuesto a aceptar un trabajo aunque eso suponga cambio de oficio y 2,17 millones aunque sea con un sueldo inferior a la cualificación de que se dispone.

La EPA muestra incluso un notable crecimiento en el número de parados dispuestos a cambiar de residencia para encontrar trabajo, pese a que esa es una decisión que puede acarrear un perjuicio económico y desarraigo social.

En concreto, 1.004.000 parados afirman que tomarían un empleo fuera de su ciudad de residencia actual, cuando a principios de los añs noventa eran menos de 700.000 los que estaban dispuesto a dar ese paso.