El estudio, incluido en un suplemento especial del pasado mes de febrero del "European Economy", publicación oficial de la Comisión Europea, analiza, entre otras cosas, la carga financiera de las empresas industriales de los ocho principales paises de la UE: Bélgica, Alemania, España, Francia, Italia, Holanda, Portugal y Reino Unido.

Los datos aportados muestran que en el periodo analizado, 1982-1992, las industrias que debieron edicar una mayor proporción de sus beneficios brutos a pagar sus costes financieros fueron las de España y Portugal.

En 1992, las industrias de los ocho países analizados dedicaron, en promedio, el 38,7 de sus resultados brutos al pago de costes crediticios, mientras que en España ese esfuerzo ascendió al 73,5 por cien.

Las industrias españolas tuvieron que hacer frente durante todo el periodo a una situación más negativa en este aspecto que la de sus competidoras europeas: un 82,9 por ciento en982 (frente a una media europea del 44,4), un 85,1 en 1983 (38,3), un 65,4 en 1984 (34,3), un 59 en 1985 (31,2), un 44,8 en 1986 (25,9), un 37,5 en 1987 (22,3), un 26,8 en 1988 (20,5), un 28,3 en 1989 (23,3), un 39,6 en 1990 (28,2), un 53,5 en 1991 (32,2) y un 73,5 en 1992 (38,7).

Los expertos de la Comisión Europea señalan que este esfuerzo financiero ha vuelto a crecer desde 1988, pero con una fuerte dispersión por paises, ya que oscila desde el 29 por cien de Francia, la mejor situada, al 73,5 por ien de España, la peor.

PEOR QUE ESTADOS UNIDOS Y JAPON

Otros indicadores incluidos en el estudio confirman la peor situación relativa de las industrias españolas en este terreno. Así, en relación a la facturación de las empresas del sector secundario, los costes financieros representaban un 5 por ciento en España en 1992, frente a una media europea del 3,5 por cien, un 3,2 en Estados Unidos y un 2,8 por cien en Japón.

A lo largo de los ochenta y principios de los noventa, las industrias españoas sólo se encontraban mejor situadas que las de Portugal y, en algunos ejercicios, las de Italia.

Por contra, los costes de plantillas (incluyendo los salarios y las cargas de la Seguridad Social) supusieron durante todo el periodo una proporción de la facturación ligeramente inferior a la del resto de países europeos.

En 1992, esos costes equivalían al 21,1 por ciento de la facturación en las industrias españolas y a algo más, el 22,2 por cien, en la media de los paises europeos. El principal cpítulo de costes correspondía a la compra de bienes y servicios, que suponían un 57,6 por cien de la facturación en España y un 63,3 por cien en la media europea.

Por otra parte, los expertos de la Comisión Europea consideran que la rentabilidad de las empresas europeas mejorará en 1995, pero advierten que existe la incógnita de su capacidad para autofinanciarse en un contexto de altos tipos de interés de interés.

A este respecto, indican que "el incremento general de las cargas financieras como roporción de la facturación y el beneficio bruto que fue observado en 1992 se prolongó en 1993 en los países para los que hay datos disponibles".