Según un informe titulado "La incineración, una alternativa energética y medoambiental para deshacerse de la basura", del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae), un hogar español de esas características origina una tonelada al año de residuos solidos urbanos (RSU).

Los RSU estan constituídos por un conjunto de materiales muy heterogéneos, que podrían agruparse de la siguiente manera: 49 por ciento de materia orgánica, 20 por ciento de papel y cartón, 7 de plásticos, 6 de materiales inertes (trapos, por ejemplo), 4 de metales y 14 por ciento de otros. Durante 1988, se generaron 11 millones de toneladas de basura en España, es decir, 0,79 kilos por habitante y día.

De esa cantidad, el 32 por ciento es eliminada de forma clandestina y el 44 por ciento acaba en 109 vertederos controlados.

Otro 16 por ciento se convierte en compostaje, que consiste en la separación previa de la materia orgánica para, mediante procesos aeróbicos, transformarla en fertilizante agrícola.

Con la inauguración, el pasado mes de noviembre de la planta de Riu Cla, en Tarragona, se incineran con recuperación energética (en forma de calor o de electricidad) 420.000 toneladas/año de RSU, menos del cuatro por ciento de la basura total del país.

Por otra parte, el poder calorífico de los residuos españoles tiene un valor medio de 1.300 kilocalorías por kilo (Kcal/kg), mientras que en Europa esta próximo a las 2.000 Kcal/kg.