El 10 julio de 1993 habían ardido 17.558 hectáreas, en 1992 53.636, en 1991 42.727 y en 1990 40.435, lo cual revela la magnitud del desastre que están provocando este año los incendios forestles.

Sin embargo, el número de incendios y conatos (siniestros que afectan a una superficie inferior a una hectárea) es similar al que se registró en años anteriores durantes los siete primeros meses.

En 1994 se han producido 3.742 conatos y 2.667 incendios, mientras que en 1993 hubo 3.456 conatos y 2.274 incendios hasta el día 10 de julio.

Este año, los siniestros han arrasado 135.143 hectáreas arboladas y 115.160 no arboladas, cuando lo normal en años anteriores es que las superficies desaboladas fueran las más dañadas.

Estos datos demuestran que, si bien el número de incendios no ha aumentado en 1994 de forma significativa, la magnitud de los mismos ha crecido.

Este año ya se han registrado veintinueve siniestros que han quemado más de 500 hectáreas, mientras que en el mismo periodo en 1993 sólo hubo dos, en 1992 cuatro, en 1991 seis y en 1990 cinco.