La superficie arbolada afectada por las llamas hasta el 17 de julio ascendía a 10.672 hectáreas y la desarbolada a 111.763. Estas cifras son muy superiores a las registradas entre los meses de enero y julio de 1993: 6.416 y 13.588, respectivamente.

Sin embargo, se han producido un número de incendios similar durante los siete primeros meses de ambos años. Mientras que este año ha habido 2.932 siniestros y 4.175 conatos (incendios que han afectado a una superficie inferior a una hectárea) el año pasado se contabilizaron en el mismo periodo de tiempo 2.376 incendios y 3.683 conatos

La diferencia fundamental radica en el número de grandes siniestros (aquellos que han afectado a una superficie superior a las 500 hectáreas), ya que mientras este año ya se han contabilizado 31, en 1993, hasta el 17 de julio, no se habían producido más de 3.

1994 está siendo el peor año de la actual década en lo que a este tipo de desastres se refiere, seguido, de lejos, por 1991, año en el que a mediados de julio ya habían ardido 63.265 hectáreas, superficie casi cinco veces inferior a la que e ha quemado desde el pasado mes de enero.