Según Greenpeace, durante los últimos años, la Xunta ha minimizado el impacto real de los incendos, reduciendo las cifras relativas a la superficie afectada por el fuego cuando se han producido grandes siniestros y clasificanco como "quemas controladas" lo que antes se consideraban incendios.

Los ecologistas mantienen que en 1995, la Xunta cifró en 1.280 hectáreas la superficie afectada por un incendio declarado en la Sierra de Meda (Orense). Sin embargo, la Sociedad Galega de Historia Natural elevó a 2.600 las hectáreas calcinadas, tras lo cual el Gobierno gallego estimó en 2.050 hectareas la sperficie afectada por el fuego.

En 1997 las estadísticas oficiales no recogieron los siniestros registrados en la Sierra del Caurel y los montes de Esgos, Paderne y Maceda, todos ellos con una incidencia superior a las 500 hectáreas.

Mario Rodríguez, portavoz de Greenpeace, señaló que "la existencia de diversos ejemplos que avalan la ocultación de datos sobre incendios forestales y la posibilidad de que se haya podido producir en muchos más casos, es lo que nos ha inducido a solicitar a los grupo parlamentarios que se abra una investigación para esclarecer los hechos".