No obstante, el articulista indica que la caza mayor cuenta con más recursos para intentar huir de ese tipo de desastres naturales, dado el instinto e supervivencia de esos animales, que les permite intuir la presencia del fuego cuando apenas ha comenzado el incendio.

Sin embargo, las llamas tienen consecuencias funestas sobre la fauna, bien de forma directa, por la inhalación de gases o la calcinación, o de forma indirecta, por el aplastamiento contra vallas.

Para intentar evitar o reducir los efectos del incendio sobre los animales, el artículo propone la adopción de una serie de medidas, como la sustitución de los postes de sujeción metálios de la cerca por postes de madera para facilitar la huida de las reses.

Asimismo, valora positivamente algunas acciones emprendidas por el Icona, entre las que destaca la aplicación de técnicas de selvicultura preventiva, el acondicionamiento de cortaderos y el perfeccionamiento de los sistemas de alerta y predicción de peligro.

Además, resalta la importancia de los medios aéreos y la necesidad de luchar contra las principales causas que originan los incendios forestales.

A pesar de esas aciones, en España ardieron el año pasado 248.703 hectáreas. La mayoría de los incendios (aproximadamente el 85 por ciento) no superan las 25 hectáreas, pero el resto destruyen grandes superficies, representando la mayor amenaza para el medio ambiente.

Aunque el Icona ha organizado una serie de cursos especializados para capacitar al personal relacionado con el mundo forestal, el articulista propone a los cazadores que colaboren no haciendo hogueras ni dejando residuos.