Pons explicó a un grupo de periodista que las llamas sólo ocasionaron daños en el material almacenado (papel higiénico, productos de limpieza y otros artículos) y que no hubo desgracias personales.

Igualmente, el presidente de la Cámara Baja puso de relieve el buen funcionamiento de las alarmas conectadas a la policía y los bomberos, hecho que hizo posible que estos últimos acudieran con prontitud al lugar del siniestro.

El incendio tuvo su origen, según las primeras hipótesis, en una colilla mal apagada que prendió fuego a un cubo e papeles situado en uno de los cuartos de limpieza del nuevo edificio de ampliación del Congreso.

La llamas provocaron una densa humareda que se expandió por las dependencias próximas, sobre todo por la sala de prensa, que quedó inundada de humo.

Los edificios de ampliación 1 y 2 fueron desalojados en previsión de que el fuego alcanzara una mayor magnitud. En las labores de extinción participaron tres coches bomba y un total de 25 bomberos.

Una vez conocida la noticia del incendio se desplaaron al Congreso el alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano, el concejal de Bomberos y Protección Civil, Carlos López Collado, y el jefe del Servicio de Bomberos de Madrid, Pedro Gallardo.