Pérez Puig, que también sufrió en julio de 1991 un incendio en el Español cuando él ya era director, señaló a Servimedia que "para mí es una impresión tristísim, porque si es triste cerrar un teatro, es muchísimo más triste que se queme".

"Yo creo que con el Liceo se quema un trozo de la historia de España, del teatro de España, de la cultura española, y se queman muchos recuerdos, muchas noches de gloria que se produjeron en el Liceo, y se quema también parte de la vida de todos los que vivieron en Barcelona o que fueron de todo el mundo al Liceo, y para los cuales el Liceo, entre los que me encuentro, formaba parte de su juventud, de su adolescencia; en reumen, de su vida".

"De joven he ido bastante al Liceo", añadió, "y era un teatro hermoso, maravilloso, y sobre todo que representa un pedazo de la cultura española. Por mucho que se recupere, nunca será el Liceo que todos hemos conocido".

El Teatro Español sufrió un incendio en julio de 1991 que afectó sólo al escenario porque estaba echado el "telón de acero", que le separa del patio de butacas. Los daños materiales ascendieron a unos 80 millones de pesetas.

Con anterioridad, en los años 70 fue víctima de otro siniestro peor, también sin daños personales, porque se produjo cuando había actores ensayando en el escenario y no tenía echado el telón. Al parecer la causa fue una chispa, mientras que el motivo del incendio de hace dos años y medio no se conoce.