El siniestro se declaró a primeras horas e la tarde de ayer y esta mañana quedó extinguido, si bien permanece en la zona un retén contra incendios, debido al fuerte viento dominante.

Las llamas han dañado unas 350 hectáreas de pino carrasco de repoblación, cuya edad oscilaba entre los 10 y los 15 años, y unas 100 hectáreas de monte bajo y matorral. El fuego ha provocado un grave perjuicio ecológico en una de las zonas más desertificadas del área mediterránea.

Unas 250 personas participaron en las labores de extinción, en las que interviieron miembros del Instituto Andaluz de Reforma Agraria, de la Agencia de Medio Ambiente, bomberos, guardias civiles y vecinos, que contaron con la ayuda de dos aviones de carga en tierra, un helicóptero y cinco autobombas.

El delegado provincial de la Consejería de Agricultura, Francisco Ruiz, no descartó la intencionalidad del incendio forestal, que se inició en una zona donde hace dos años otro fuego arrasó 11.000 hectáreas.