Los tres murieron asfixiados por el humo, y no calcinados, como se había informado en un primer momento. El matrimonio vivía en el quinto piso y la anciana en el sexto.

El fuego se originó, según apuntn las primeras investigaciones, al recalentarse una estufa eléctrica que había permanecido encendida durante toda la noche en la portería del inmueble. Las llamas prendieron en algunos papeles y se propagaron después por el hueco del ascensor, a través de una conexión existente en el habitáculo que sirve de portería.

El hueco del ascensor actuó como un tiro de chimenea y la presión provocó algunas pequeñas explosiones. Cuando las llamas alcanzaron la cabina del ascensor, situada en el tercer piso, el uego se hizo más intenso y afectó sobre todo a los pisos superiores del edificio de seis pisos.

Las llamas destruyeron completamente las escaleras de madera del inmueble, alcanzaron al tejado y afectaron también a las cubiertas de los edificios colindantes.

El incendio, que había comenzado sobre las siete de la mañana, quedó completamente controlado dos horas después. Algunos vecinos tuvieron que ser atendidos por un médico nada más ser evacuados, al sufrir síntomas de asfixia, y dos de ellos tuveron que ser trasladados hasta el Hospital de Basurto.