El acuerdo, que debe ser ratificado por las centrales que lo han suscrito, tiene como objetivo homologar las condiciones laborales de todos los empleados de Iberdrola, mediante un nuevo sistema de gestión de los recursos humanos de cara al futuro competitivo de la compañía.

Asímismo, se contempla un nuevo sistema de valoración y retribución del personal, y la unificación de los actuales sistemas de previsión social por uno nuevo de aportación definida.

Igualmente, Iberdrola ha actado con las centrales firmantes el compromiso de contratar 150 nuevos trabajadores fijos por cada año de vigencia del nuevo convenio.

El acuerdo se produce después de que el pasado mes de abril se conocieran el plan elaborado por la dirección financiera de la eléctrica, en el que se comtemplaba una reducción de plantilla del 25% en 3 años, es decir, unas 3.000 personas, haciéndola pasar de 12.332 empleados a unos 9.000 a finales de 1998.

Dicho plan, unido a un recorte de los servicios exteriors, debía reportar un ahorro de unos 25.000 millones de pesetas hasta finales del 98.