Dos años después de lo previsto, Huesca, que iba a ser escenario del Día de las Fuerzas Armadas en 2020 hasta que la pandemia golpeó España, se volcó con la celebración castrense más importante del año y con los Reyes, que recibieron un caluroso recibimiento y cientos de vítores del numeroso público que no quiso perderse el acto central de la fiesta.

Con miles de balcones adornados con la bandera de España, tal y como habían pedido las autoridades municipales, el acto comenzó con la incorporación del Batallón de Honores de la Guardia Real a la explanada frente a la Tribuna Real, ubicada en la Avenida Juan XXIII con Calle Menéndez Pidal.

Después se sumó la bandera al Batallón de Honores y llegó el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), Almirante General Teodoro López Calderón, poco antes de que lo hiciera la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Al mediodía, procedentes del Aeropuerto Huesca-Pirineos, los Reyes llegaron en su comitiva escoltados por el grupo de Honores y fueron recibidos por autoridades como la ministra de Defensa, Margarita Robles; el presidente de Aragón, Javier Lambán ;el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska; la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría; el Jemad; la nueva directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Esperanza Casteleiro; el alcalde de Huesca, Luis Felipe Serrate, y otras autoridades civiles y militares. En las tribunas se sentaron 800 invitados, rodeados, en esta ocasión muy de cerca, por miles de ciudadanos agolpados tras las vallas.

UN SALTO PERFECTO

Tras recibir honores militares, con el himno de España y 21 salvas ensordecedores, Felipe VI pasó revista al Batallón de Honores, antes de desplazarse a la tribuna. Llegó entonces un momento espectacular del acto, cuando dos miembros de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire (Papea) saltaron desde un T12-B Aviocar del 721 escuadrón, portando uno de ellos una enorme bandera de España, de 15 kilos de peso. El lanzamiento y aterrizaje fue perfecto, lo que encendió los aplausos del público cuando el cabo Christian Moltó tocó tierra en plena calle, sin ninguna incidencia.

Una vez se realizó el izado de la bandera, tuvo lugar el acto de homenaje a los que dieron su vida por España, que en esta ocasión incluyó la lectura de los nombres de 36 miembros de las Fuerzas Armadas fallecidos en los últimos tres años. La Patrulla Águila realizó una pasada sobre la zona al tiempo que se escuchó el final del toque de oración.

En el desfile aéreo que se realizó a continuación debutaron los nuevos aviones de entrenamiento Pilatus PC-21 de la Academia General del Aire, y esta vez no se vio a los AV-8B+ de la 9ª Escuadrilla de Aeronaves de la Armada, embarcados actualmente en el LHD ‘Juan Carlos I’ que participa en el ejercicio ‘Adriatic Strike 22’, organizado por las Fuerzas Armadas eslovenas.

Tras el paso de los 45 aviones y 24 helicópteros sobre el cielo de Huesca, comenzó el desfile terrestre en el que este año se pudo ver la bandera de la OTAN, coincidiendo con el 40 aniversario del ingreso de España en la Alianza Atlántica, y a un mes de que se celebre la cumbre de la organización en Madrid.

Más de 3.270 efectivos de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil, junto a invitados como la Gendarmería francesa, desfilaron en Huesca junto a 150 vehículos, de los cuales 17 fueron acorazados y mecanizados. La legión, con su particular forma de desfilar a 160 pasos por minuto, iba acompañada en esta ocasión del carnero ‘Killo’, de cuatro años de edad.

El broche final lo puso una nueva pasada de la Patrulla Águila que dibujó en el cielo los colores de la bandera. Tras saludar de nuevo a las autoridades, los Reyes fueron de nuevo vitoreados por el numeroso público asistente y pusieron rumbo al Palacio de Congresos donde ofrecieron una recepción para unos 500 invitados y en el que cuatro restaurantes con Estrella Michelín de la provincia agasajaron a los presentes con muestras de la gastronomía local.