González añadió que, aunque es difícil establecer comparaciones entre las condiciones laborales de los funcionarios europeos, "me atrevería a decir que en el sector público español no estamos tan mal con respecto a los otros sectores públicos".

En relación a la huelga convocada para mañana, afirmó que, en contra de lo que aseguran los sindicatos, la retribución media real de los funcionarios no sufrirá este año merma de poder adquisitivo y acabará el ejercicio con una tasa de aumento similar a la de la inflación, el 4%.

En consecuencia, se mostró convencido de que no hay razón para las reclamaciones salariales que están planteando los sindicatos de funcionarios para el 2001 y menos alegando una supuesta pérdida de poder adquisitivo en el 200. Añadió que el Gobierno mantiene la subida salarial del 2%, pero está dispuesto a negociar fondos adicionales ligados a la consecución de objetivos económicos.

El secretario de Estado sí reconoció que puede haberse registrado un incremento de la temporalidad en el empleo público en los últimos años, hasta situarse actualmente en algo más del 20% en el conjunto de las administraciones, y mostró su disposición a discutir con los sindicatos las medidas necesarias para corregir esa situación.

No obtante, indicó que, en su opinión, los sindicatos se equivocan cuando plantean la eliminación de la tasa de reposición, fijada los últimos años en el 25% de las bajas registradas, como vía fundamental para combatir la precariedad. A su juicio, ésa no es la causa más importante de la temporalidad porque, de hecho, hay grandes colectivos de empleados públicos que no están sometidos a la tasa de reposición, como la justicia, la sanidad, el ejército, la policía, los bomberos, los municipios de menos de 50.000 hbitantes, entre otros.

Finalmente, González señaló que el Gobierno aplicará la ley a los empleados públicos que vayan mañana a la huelga y les deducirá los haberes correspondientes a un día de trabajo, lo que supondrá una pérdida de alrededor de 14.000 pesetas por funcionario que secunde el paro.