La casa donde vivían los religiosos Servando Mayor, de 44 años; Miguel Ángel Isla, de 53; Fernando de la Fuente, de 53, y Julio Rodríguez, de 40, fue asaltada la noche del 31 de octubre de 1996 por un grupo de unos ochenta hombres armados que, después de robar, asesinaron a los religiosos y tiraron sus cuerpos a un pozo ciego. Sus cuerpos fueron encontrados una semana más tarde.

Los cuatro maristas españoles habían comenzado a trabajar un año antes en el campo de refugiados de Bugobe, donde maristas ruandeses se ocupaban de la enseñanza de más de 4.000 niños y de otras labores asistenciales.

Por la situación de guerra que se estaba viviendo, los maristas ruandeses fueron reemplazados por los españoles que, además de seguir con las actividades escolares, se ocupaban de atender a ancianos y enfermos, así como de procurar comida para 300 niños e, incluso, habían puesto en marcha un molino para contribuir a la alimentación de muchas de las familias del campo de refugiados.

Conscientes del peligro que corrían, los religiosos continuaron con su labor y decidieron, personal y comunitariamente, permanecer al lado de los más pobres.

La familia marista recuerda hoy a estos cuatro "mártires" con oraciones, montajes audiovisuales y distintas actividades para "reavivar su recuerdo y presentar la figura de estos hermanos nuestros", apunta el religioso Antonio Alegre, miembro de la Conferencia Marista Española.