Estos empresarios, que agrupan unas 150 plazas hoteleras de las 3.800 que hay en la isla, quieren que sus instalaciones se integren lo más posible en el medio ambiente natural.

Estos apartamentos se han situado en casas típicas que se han rehabilitado tanto en su interior como su exterior, pero de tal forma que se conservan los rasgos tradicionales. Según Paloma Mengibar, secretaria de la nueva asociación de hosteleros del norte de la isl, su objetivo es conseguir que la naturaleza "no se deteriore ni degrade" y ofrecer instalaciones cien por cien natural.

Mengibar quiere para esta zona, que es la menos explotada turísticamente de la isla, "un turismo de élite que venga a practicar el senderismo, la bicicleta de montaña y que sea un turista ecológico".

Para ello se han creado establecimientos que son cien por cien ecológicos. Desde la pintura exterior hasta los colchones, pasando por los productos utilizados en su limpieza, todoslos materiales respetan el entorno, son biodegradables y no contaminan.

En uno de estos complejos, que cuenta con 23 habitaciones, existe incluso sala de meditación y yoga para los turistas que tengan este tipo de inquietudes. Los precios, según Paloma Mengibar, oscilan entre las 2.500 pestas por persona y día hasta las 8.000 pesetas, "aunque también depende del tiempo de estancia".