Según informó este centro hospitalario del municipio madrileño, a este taller acudieron más de 40 profesores procedentes de los institutos Clara Campoamor, Manuel de Falla, Manuela Malasaña, Miguel Hernández, Antonio de Nebrija, Luis Buñuel, Agustina de Aragón y Gabriel Cisneros. Los asistentes solicitaron talleres de gestión de emociones para sus alumnos de la ESO y Bachillerato a través de la Escuela de la Salud del Ayuntamiento de Móstoles.

Durante el taller se hizo un análisis integral de los factores que influyen hoy en la salud mental, analizando temas muy diferentes. La baja tolerancia a la frustración, la ansiedad, un entorno de las relaciones cambiante (influenciado por las redes sociales(, la filosofía del ‘todo se puede conseguir’, el abuso del móvil como opción de ocio, la baja autoestima, o la permisibilidad en la educación. De forma concreta se desgranó por qué los adolescentes son vulnerables en una etapa marcada por la búsqueda de pertenencia a un grupo y el distanciamiento de los padres como referentes.

La Gerencia del Hospital promovió la organización de este taller que impartieron los psicólogos Arturo Marín y Oscar Roberto López, Ante la imposibilidad de satisfacer esta demanda visitando cada uno de los institutos, y siendo conscientes de los problemas de salud mental de los adolescentes. La iniciativa ha tenido una “excelente acogida” en la comunidad escolar y se espera poder “seguir ayudándoles con actividades similares”.

UNA SOCIEDAD MUY EXIGENTE

Además de información sobre el neurodesarrollo en esta etapa, se explicaron las características generales de la psicopatología del adolescente" y la importancia de sentirse amado y seguro, un necesidad de satisfacer en una sociedad muy "exigente y destructora", con muchas imposiciones estéticas y sociales, en la que el adolescente siente miedo a tener vergüenza. En este sentido se reforzó la idea de que "en contra de lo que pudiera parecer los límites, la educación con normas claras, y la autoridad (ejercida con mesura y responsabilidad) protegen, y su ausencia debilita al adolescente, que acaba sitiándose perdido".

Ambos psicólogos recordaron la necesidad de que los padres tengan presente esta idea a la hora de establecer las bases de la educación y de otras cuestiones generales que todos deben aceptar como la de autoinstrucción "conocernos, aceptarnos, querernos".

Con el fin de contextualizar la sociedad de hoy, se explicaron cómo las limitaciones de movilidad impuestas por la pandemia han generado un gran estrés que, según Oscar Roberto López "debe recordarnos que es fundamental lograr la regulación emocional sin olvidar dos cuestiones fundamentales: el tacto y el contacto". Con fragmentos de películas, videos de neurocientíficos y estudios sociológicos y también de mensajes de libros escritos por expertos se fueron descubriendo las bases de la mencionada regulación emocional.

HERRAMIENTAS CONTRA LA FRUSTRACIÓN

De forma entretenida y muy dinámica, intercalando las preguntas de los profesores que participaron activamente en todo momento, se aportaron las herramientas que pueden utilizarse para intentar frenar, disminuir o controlar los efectos de situaciones de baja autoestima, ansiedad, estrés... El "poder" de la respiración, de practicar diariamente ejercicios de relajación y de meditación, de la práctica habitual del ejercicio físico y de técnicas como el ‘mindfullness’ y de los ejercicios de respiración hipopresivos. Se hizo hincapié en su eficacia y en la evidencia científica demostrada como herramientas muy útiles para todos, alumnos y profesores.

Asimismo, se habló de la eficacia del baile como vía de escape, y cómo a través del movimiento se ayuda al control emocional. Con videos se mostró los resultados de la teoría de los malabares que desarrollan agilidad mental y enseñan el proceso general del aprendizaje (el entrenamiento, los fallos, los logros, los errores, el control de la frustración, los avances). Se recordaron consejos más conocidos como por ejemplo la necesidad de jugar y hacer actividad y/o deporte al aire libre, y de mantener los hábitos de la higiene del sueño, por supuesto, pantallas a parte.