Esta conclusión contradice los resultados de otra investigación de 1992, publicada en "Nature", que aseguraba que los récords femeninos estaban mejorando más deprisa que los masculinos y que terminarían igualándose a los de los hombres con el tiempo.

El récord de velocidad femenino de larga distancia lo ostenta la keniata Tegla Loroupe y el masculino el brasileño Ronaldo da Costa. En condiciones idénticas, la primera invierte en su recorrido 2 horas, 2 minutos y 47 segundos, mientras el brasileño lo hace en 2 horas, 2 minutos y 5 segundos. Según afirman los expertos del Colegio Americano de Medicina Deportiva en EEUU, esta diferencia nunca podrá ser salvada por las féminas.

En el gran estudio publicado en "Journal of Medicine and Science in Sports and Exercise", los atletas varones resultaron ser un 11% más veloces que sus colegas femeninas. "Este porcentaje es una diferencia muy constante y se espera que continúe así", comenta en la revista el docor Sparling, uno de los autores de la investigación.

Sparling cree que la mayor musculatura de los varones y unos mayores niveles de globulos rojos tienen mucho que ver en esta diferencia entre hombres y mujeres.

Estas nuevas conclusiones niegan el estudio publicado en 1992 en la revista "Nature", que afirmaba que las atletas llegarían a igualar las marcas masculinas algún día.