LA HISTORIA DE BARAJAS-AEROPUERTO, CONTADA EN 300 PAGINAS
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"La maleta de don Camilo. Historia de Barajas" es el título del libro que acaba de ver la luz, escrito por Rafael Moreno, periodisa de la agencia Efe que durante más de 20 años ha permanecido en el aeropuerto de Madrid-Barajas a la "caza" de noticias.
El libro, escrito con la colaboración de Jesús María Latorre Macarrón, narra en unas 300 páginas las anécdotas que el autor ha podido presenciar a lo largo de su trayectoria profesional en Barajas. La obra de Rafael Montero está dividido en 14 capítulos más una introducción "para despegar" y un epílogo "para aterrizar".
Entre las numerosas anécdotas que narra, destaca la que potagonizó Felipe de Borbón cuando era un niño, que en una visita a las islas Canarias recibió como regalo un canario enjaulado. "Don Felipe", cuenta el autor, "se acercó a un policía de la escolta y le pidió a gritos que le dejara abrir la puerta para que el canario pudiera volar".
El policía, según narra el autor, "no sabía qué hacer, miró a su alrededor y finalmente salió del paso diciendo al pequeño que esperara a llegar a palacio para soltarlo".
El libro cuenta también cómo en la noche del gope de estado del 23 de febrero de 1981 las tiendas de regalos del aeropuerto se quedaron sin existencias de radios. A la mañana siguiente "se pudo observar cómo algunos automóviles conducidos por personal del aeropuerto entraban en competición abierta" para ocupar en el aparcamiento "la plaza 23-F".
Las maletas de viajeros conocidos como Manuel Fraga o José María Aznar son también objeto de comentario por parte de Rafael Montero Gil. Relata que a Manuel Fraga se le atascó en la cinta de rayos X su porafolios y entonces le espetó al policía encargado: "¡Vamos, que a usted le quito yo el uniforme!", momento en el que el agente se dio cuenta de que el viajero protestón era Fraga.
Más paciencia tuvo el actual líder del PP, José María Aznar, cuando a su regreso de Centroamérica tuvo que esperar más de 40 minutos a que su maleta pasara por la cinta transportadora. Aznar se volvió a los informadores y les dijo: "No se qué pasa. Fíjense que vengo de Nicaragua, de Costa Rica, Honduras, Venezuela y El Salvaor y he viajado a aeropuertos perdidos en el mapa. Bueno, pues no he tenido el menor problema y ahora ya ven lo que pasa aquí".
El actual presidente del Gobierno español, Felipe González, también tiene un apartado en el libro. Según cuenta Moreno Gil, González no era muy puntual cuando acudía a Barajas; falta de diligencia que motivó que en algunas ocasiones recibiera la tarjeta de embarque para un asiento de no fumadores y "acabara buscando a algunos de los hombres de Efe en Barajas para que, con su nfluencia, consiguieran el cambio de ubicación en el avión" ya que González comentaba: "¿Cómo voy a estar sin fumar hasta Santo Domingo? No podría resistirlo".
Alfonso Guerra era otro de los "habituales" de Barajas, en donde esperaba a que saliera el vuelo hacia Sevilla para pasar el fin de semana. Las secciones de cartas al director publicaban frecuentemente textos que contenían críticas contra el entonces vicepresidente porque el avión salía del aeropuerto con retraso, según los remitentes porque Gurra llegaba tarde.
Sin embargo, el autor explica que Guerra no era el culpable de los retrasos, ya que "ya se había leído medio libro mientras aguardaba como todos los demás". Guerra, según Montero, "demostró su paciencia cuando, en dos ocasiones, le sirvieron en la cafetería del aeropuerto unos bollos que estaban en mal estado de conservación. El vicepresidente, sin rechistar, puso los bollos en manos de su jefe de escolta y se despreocupó del asunto".
(SERVIMEDIA)
09 Jun 1993
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