Estas personas conviven en varios pisos de la Comunidad donde, explicó Hidalgo, "se les ayuda a adquirir las habilidades necesarias para que puedan enfrentarse por sí mismas y dependiendo lo menos posible de familiares o profesionales a actividades cotidianas como ducharse, prepararse la comida, ir al médico o coger un autobús para ir al trabajo".

El aprendizaje que estas personas reciben les permite emanciparse de su núcleo familiar o abandonar una plaza en una residencia y comenzar una vida más autónoma.

"Todo ello, sin duda, contribuye a mejorar su calidad de vida y a reforzar aspectos como su autoestima o la confianza en sí mismos, así como a ampliar su círculo de relaciones sociales, entre otras cosas", añadió la consejera.

Desde que se puso en marcha "Transición a la vida independiente", seis personas con discapacidad física severa han conseguido iniciar una vida independiente que les ha permitido tener un trabajo y, en algunos casos, su propia casa, en la que se manejan solos.