Una vecina de esa localidad de La Carballeda avisó a la Benemérita de Zamora del hallazgo de lo que parecían ser cartuchos de explosivos, que fueron encontrados en una caja de cartón al hacer limpieza en un sobrado anexo a la vivienda familiar, propiedad de su padre, fallecido, y quien trabajó como cantero en la comarca.

Ante el peligro que suponía el hallazgo, se activó el protocolo de seguridad establecido y agentes de la Guardia Civil del puesto de Villardeciervos se desplazaron para señalizar y asegurar el lugar de la aparición de los explosivos hasta su comprobación y valoración por miembros del Equipo EBYL-NRBQ de la Comandancia de Zamora.

Los expertos certificaron que se trataba de 32 cartuchos de 100 gramos de dinamita negra fabricados en la década de 1950 por la Unión Española de Explosivos y unos ocho metros de mecha lenta, procedentes, probablemente, de alguna obra civil o explotación minera, por su antigüedad y estado, según precisaron fuentes de la Comandancia de Zamora.

Para minimizar el riesgo por la manipulación, se pidió la intervención del Grupo de Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (Gedex) de la Guardia Civil, con sede en Valladolid.

“Para este tipo de servicios, la Guardia Civil cuenta con personal altamente especializado tanto en la búsqueda, Tebyl NRBQ (técnico búsqueda y localización de explosivos), como en su desactivación, Tedax-NRBQ (especialistas en detectar, neutralizar y desactivar artefactos explosivos, incendiarios, radiactivos, biológicos y químicos)”, señalaron las mismas fuentes.

En este contexto, la Benemérita insistió en “no transportar, en ningún caso, los objetos”, en caso de que apareciesen en un domicilio. “Hay que limitarse a avisar y esperar la actuación de los especialistas. No nos podemos fiar del aspecto de estos artefactos que, a pesar de parecer deteriorados, obsoletos e inofensivos, podrían estar aún activos, pudiendo causar graves daños a las personas que los manipulen”, concluyeron.