Por el contrario, el Duero, el Tajo y el Guadiana presentan una situación más saneada, aunque los dos primeros han sufrido una ligera degradación con respecto a años anteriores.

Las aguas del Guadalquivir son las que alcanzan los índices más bajos de calidad, ya que el documento las considera como pésimas a su paso por Tarifa (Cádiz) y como malas por el resto de los puntos donde han realizad mediciones, incluidos Sevilla y Córdoba.

Sin embargo, Sevilla ha experimentado una mejoría con respecto a otros años, mientras que Córdoba permanece estable, al contrario que localidades como Peñaflor (Sevilla), Tarifa y Marmolejo (Jaén), donde han aumentado los niveles de contaminación.

El Ebro es en el que más ha empeorado con respecto a años anteriores, lo que ha provocado que en Maquinenza (Zaragoza) y Ascó (Tarragona) el agua esté calificada como de utilizable y en otras zonas como pésima. Los análisis realizados en el Llobregat denuncian la mala calidad de las aguas a su paso por Castellvel y Martorell, en Barcelona, y una buena situación en el área del municipio barcelonés de Figols.

LOS MEJORES

Por el contrario, el agua del Guadiana llega a alcanzar la calificación de "muy buena" en diversas zonas, como en Orellana (Badajoz), y de "buena" en la capital pacense.

Además, este río presenta unas condiciones más favorables que en años anteriores en la mayoría de los lugares en os que han sido recogidos muestras.

Respecto al Tajo, mantiene situaciones dispares a lo largo de su trayecto, si bien el agua está considerada como utilizable en la localidad madrileña de Aranjuez.

Finalmente, el Duero experimenta un ligero retroceso en relación con estudios anteriores, pero en Garray (Soria) el agua vuelve a tener la consideración de "muy buena" y en Villamarciel (Valladolid) y Toro (Zamora) de utilizable.