Mientras representantes de Greenpeace entregaban los regalos en la sede de Font Vella en Barcelona, voluntarios de la organización desplegaron una pancarta donde podía leerse: "PVC: Dioxinas, Font Vella: Sotp PVC". Durante la acción, repartieron a los transeuntes de la calle Diagonal postales de la campaña contra los envases de PVC,pidiéndoles que hicieran llegar a Font Vella su rechazo a este material contaminante.

Según la organización ecologista, Font Vella es la primera envasadora española en cuanto a facturación y una de las pocas que justifica todavía el uso del PVC, apoyándose en documentos difundidos por los fabricantes de plástico clorado.

En muchos países europeos, el PVC no se utiliza para envasar alimentos o bebidas, ya sea por existir prohibiciones, como en el caso de Austria, Dinamarca y Suiza, o por que los gbiernos de esos países han llegado a acuerdos con las empresas envasadoras para que no empleen ese material, como ocurre en Suecia y Holanda. Además, en Bélgica y Alemania hay ecotasas que gravan al PVC.