El director de Greenpeace España, Xavier Pastor, manifestó hoy en Madrid que este es el objetivo que se marcaron los máximos responsables de Greenpeace en los 31 países en los que existen oficinas de esta organización ecologista en la reunión que recientemente celebraron en Mala, en la cual por primera vez un español, el biólogo mallorquín Toni Font, fue elegido para formar parte de la Junta Directiva de Greenpeace Internacional.

Pastor destacó las dificultades que entraña la implantación de la organización en Asia, ya que en muchos países no está reconocido siquiera el derecho de asociación, lo cual también impedirá la captación de socios.

Por el momento, Greenpeace mantiene una oficina en China, ya que antes de que se produjera el traspaso de Hong-Kong a la potencia siática, la organización ecologista estableció una sección allí cuando todavía era colonia británica.

Durante los próximos años Greenpeace intentará implantar oficinas en países como Malasia, Indonesia, Filipinas, Corea Norte y Corea del Sur, con el objetivo de que estos estados, en pleno desarrollo económico, "no cometan los mismos errores que los países occidentales y logren un desarrollo sostenible compatible con la preservación de los recursos naturales".

Xavier Pastor reconoció el esfuerzo eonómico que deberá realizar Greenpeace Internacional para aumentar su presencia en Asia, ya que en Europa y EEUU el crecimiento de la organización se ha estabilizado en cerca de 3 millones de socios.

SITUACION EN ESPAÑA

España es de los pocos países europeos que sigue creciendo, al menos en ingresos, ya que el número de socios está estabilizado en los últimos años en unos 73.000.

Este crecimiento, motivado por la tardía implantación de la organización respecto a otros países, provocó que Greenpace España fuera la oficina europea que más aumentó el presupuesto destinado a campañas internacionales en términos porcentuales en el último ejercicio económico, ya que pasó de 32 millones en 1996 a más de 57 millones en 1997.

El director de Greenpeace España aprovechó su comparecencia ante los medios de comunicación para presentar los resultados de la auditoría anual que un miembro del Instituto de Auditores Censores Jurados de Cuentas de España realiza anualmente a la organización, financiada íntegamente a través de las aportaciones de los socios y, en menor medida, de la venta de material.

La auditoría no detectó ninguna anomalía en la contabilidad de Greenpeace, cuyo presupuesto en 1997 asciende a cerca de 400 millones de pesetas, cantidad similar a la que se presupuestará en 1998.