A juicio de Oliva Núñez, responsable de Salud y Medio Ambiente de Greenpeace, las principales fuentes de dioxinas son las incineradoras que queman residuos clorados y las fábricas de pasta de papel y plásticos clorados.

Nuñez señaló que "es necesario actuar urgentemente para evitar la generación de dioxinas y esto implica una eliminación progresiva del uso industrial de cloro y compuestos clorados".

Greenpeace hizo un llamaminto a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que reduzca a cero la dosis aceptable de ingestión de dioxinas. El nivel actual de la OMS es de 10 picogramos por peso corporal y día, mil veces superior al nivel recomendado por la USEPA, que es de 0,0006 picogramos/kilo/día.