Este informe, presentado hoy a los medios de comunicación en rueda de prensa, identifica las fuentes de generación de estos compuestos y sugiere estrategias para su eliminación.

Ante las evidencias científicas que existen sobre los efectos perjudiciales de estos compuestos sobre el medio ambiente y la salud pública, Greenpeace ha pedido al Gobierno la elaboración de un programa de liminación de fuentes de dioxinas.

Este programa, según la organización ecologista, debe incluir la paralización de los proyectos de construcción de incineradoras de residuos (industriales, municipales y hospitalarios), así como un programa de plazos para cerrar las existentes.

Asimismo, Greenpeace solicita un progrma de sustitución del cloro y de derivados clorados en las industrias, siendo prioritarias las de pasta y papel y de disolventes, y de eliminación progresiva de la fabricación y uso dePVC.

Las dioxinas son subproductos no intencionados que se originan al fabricar, utilizar y verter cloro o productos químicos derivados del cloro.

Entre los efectos biológicos de las dioxinas destacan su carácter cancerígeno, pero, principalmente, su capacidad para afectar los sistemas inmunitario, reproductor y endocrino del ser humano.

"Las dioxinas", según Eduard Rodríguez Farré, del departamento de Toxicología y Farmacología del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Bacelona, "pueden modificar los niveles de ciertas enzimas y hormonas, y de las células del sistema inmunitario de los seres humanos".

"Esto significa", añadió Rodríguez Farré, "que pueden causar trastornos en los sistemas reproductor, hormonal y de defensa del organismo. Lo preocupante es que estos efectos pueden ocurrir a los niveles de dioxinas corporales presentes actualmente en la población humana, principalmente de los países industrializados".