Según los ecologistas, la semana pasada llegó al puerto de Sagunto madera procedente de la empresa Societé Forestière Hazim (SFH), una sociedad que "tiene un amplio historial de violaciones de las leyes forestales en Camerún.

En diciembre de 1999, SFH fue multada con cerca de 3 millones de pesetas por "talas anárquicas fuera de los límites definidos en la licencia legal", según los inspectores del Ministerio de Medo Ambiente y Bosques de Camerún, y el pasado mes de julio el Gobierno de ese país decidió no otorgar más concesiones forestales a esta empresa.

Por este motivo, Miguel Angel Soto, portavoz de Greenpeace, declaró que las empresas deben "dar pasos decididos para marginar a las industrias que están deforestando los países proveedores de madera tropical. Solicitamos al sector de transformación y de fabricación de muebles de la región levantina que revise su política de compras para evitar utilizar como maeria prima madera procedente de la destrucción de los bosques".

El pasado verano, dos empresas importadoras de madera tropical, entre ellas Maderas Iglesias, una de las más importantes del sector en España, y una sociedad consignataria de buques, se comprometieron a dejar de hacer negocios y cancelar sus contratos con empresas como SFH.