"El Consejo de Seguridad Nuclear", afirma Greenpeace en la nota, "debe proceder inmediatamente a suspender el funcionamiento de la Central ya que esta sufre un problema de agrieamiento múltiple en las penetraciones de su vasija mucho mayor de lo que inicialmente se había puesto de manifiesto".

La organización ecologista ofrece datos sobre el número de agrietamientos en la vasija del reactor de la Central de Garoña, y la gravedad de estos, citando fuentes del propio Ministerio de la Presidencia, en una respuesta a una pregunta parlamentaria del 10 de octubre pasado.

"Garoña sufre un grave problema de agrietamiento que afecta ya al 68% de sus penetraciones -en concreto, a66 penetraciones de un total de 97-", dice, "con lo cual se demuestra que el problema es mucho peor de lo que se había supuesto".

El grupo lamenta que tras la última parada de recarga de combustible, en mayo de este mismo año, el CSN y la compañía propietaria de la Central, Nuclenor, no tengan previsto una nueva inspección hasta 1996.

Asegura que para entonces, algunas de las penetraciones, en muy avanzado estado, "podrían dar lugar a fugas de agua altamente radiactiva fuera de la vasija del reacor".

La nota cita palabras del portavoz de Greenpeace, Carlos Bravo, que afirma que "la Central de Garoña no puede seguir funcionando, porque su estado es altamente peligroso".

"El problema del agrietamiento de Garoña", señala Bravo, "es tan grave como el de Zorita: el CSN debe ser responsable y suspender inmediatamente su funcionamiento".