Los animales se tragan los anzuelos que utilizan los palangreros y en el tirón que se produce en el momento de izar las artes de pesca les produce desgarros que hacen que muchos de ellos mueran antes de ser liberados y devueltos a su medio natural.

La magnitud del problema, que puede afectar seriamente a la espece, comenzó a ser conocida por el gran público en 1990, cuando la organización ecologista "Greenpeace" inició una campaña para investigar las costumbres migratorias de las tortugas, que durará hasta finales de este año.

El objetivo último de la iniciativa es que pescadores y tortugas, principalmente de la especie "caretta caretta", no coincidan en los caladeros, y para ello hasta los propios armadores han ofrecido sus barcos a los voluntarios de "Greenpeace" para que realicen el trabajo de campo.

urante el primer año de la campaña, 1990, sólo navíos con base en los puertos murcianos de Aguilas y Carboneras llevaron a bordo investigadores de la organización ecologista, pero el año pasado participaron en la iniciativa un total de 30 embarcaciones de ambos puertos, Algeciras, Motril, Cartagena y Baleares.

MENOS PLAYAS DE DESOVE

Los propios investigadores contabilizaron durante su convivencia con los pescadores un total de 673 tortugas capturadas accidentalmente, de las cuales sólo 50 pudieron sr liberadas del anzuelo y el resto tuvieron que ser devueltas al mar con él dentro porque lo llevaban clavado al esófago y era imposible su extracción.

Sin embargo, el esófago de estos animales es musculoso y fuerte por naturaleza y ello les permite sobrevivir con el anzuelo sin grandes problemas.

Según declara a "Mar" Ricardo Aguilar, responsable de ecología marina en "Greenpeace-España", "las playas de puesta (desove) en el Mediterráneo están desapareciendo a medida que son ocupadas por la indutria turística. Al mismo tiempo, la comercialización de productos de tortuga y las capturas que de ellos se hacen pueden llevar a estos animales, ya de por si amenazados, a una situación crítica".

Además de ayudar a conocer un poco mejor las costumbres migratorias de estos animales, los ecologistas esperan que la campaña contribuya a acabar con el comercio ilegal de caparazones y demás productos de tortuga, como el que desarticuló la policía autonómica catalana en mayo del año pasado.

Los Mossos 'Esquadra descubrieron una red que comercializaba caparazones y carne de tortuga para restaurantes, violando la legislación vigente en España, donde esta especie está protegida.