Esta organización ecologista señaló que Iberdrola ha ocultado al Parlamento valenciano y a la opinión pública en general un informe de la Organización Mundial de Operadores de Centrales Nucleares (WANO), que detectó deficiencias relacionadas con el sistema de seguridad de la central, las dosis de radiación recibidas por los trabajadores o la tardanza en los análisis de sucesos o incidentes.

Para Greenpeace, Cofrentes está siendo operada de forma irresponsable por Iberdrola, por lo que pide una parada cautelar de la central para que sea sometida a una inspección seria y rigurosa que despeje cualquier duda sobre su seguridad.

Los ecologistas se preguntan cómo es posible que técnicos extranjeros revelen en pocas semanas graves insuficiencias en la central que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) no ha mostrado en los 22 años de funcionamiento de Cofrentes.

Por esta ineficacia, exigen una reforma en profundidad del CSN para que "deje de ser un organismo supeditado a los intereses de la industria nuclear y de las compañías eléctricas con centrales nucleares, y para que funcione con transparencia informativa y con participación del público en materia nuclear".