El dirigente de la ONG criticó que el CSN haya subido la clasificación del suceso de nivel 1 al 2 ("incidente"), en contra de la petición de esta ONG, que exigía un nivel 3 ("incidente grave").

"Desde nuestro punto de vista esta es la manera que tiene el CSN de autoexculparse para no hacer autocrítica, en contra de lo que había prometido", declaró Bravo a Servimedia.

Además, el responsable de energía nuclear de Greenpeace recordó que la persona del consejo encargada de marcar los distintos niveles de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares reconoció en el Congreso de los Diputados que el fallo de seguridad de la central correspondía a un nivel 2 alto o un nivel 3 bajo. Asimismo, otros informes téncicos internos del Consejo reconocían la gravedad de lo sucedido, según Bravo.

El responsable de la Campaña de Energía de Greenpeace afirmó que "lo que pasa es que, por presiones de las empresas titulares de Vandellós II, para evitar una sanción estricta y otras acciones derivadas de un nivel 3, lo dejan en el nivel inferior".

El problema más acuciante que destaca esta ONG es que a las empresas no se les manda un mensaje ejemplarizante. "Al final la conclusión que sacarán es 'puedo cometer verdaderas barbaridades, puedo dejar de invertir miles de millones de pesetas en arreglar ciertos equipos, que luego el Consejo lo va calificar como bajo y me caerá una sanción asumible'", subrayó Bravo.

Por todo ello, la ONG reclama una reforma del CSN para garantizar su independencia ante la industria eléctrica. "El CSN ha fracasado rotundamente otra vez y es necesaria esa reforma para que sea verdaderamente independiente de la industria", afirmó.