El PINP, según fuentes del colectivo, está integrado fundamentalmente por licenciados y doctores, mientras el personal investigador fijo en plantilla está compuesto por profesores de Universidad, ivestigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), otros organismos públicos de investigación y, en menor medida, de las empresas.

Los investigadores en plantilla que son funcionarios del Estado ascienden a 30.000 con dedicación plena, aunque en esta cifra se incluyen los profesores de Universidad dedicados a la investigación, que suman, según cifras de la primera convocatoria de la Comisión de Evaluación de la Labor Investigadora, unos 20.300.

Ante la falta de estadísticas obre la distribución del personal investigador hay que remitirse a la citada comisión, encargada de evaluar la labor investigadora de los profesores de universidad y de los que trabajan en el CSIC, para comprobar que la mayoría de los contratos fijos en investigación están relacionados con la docencia.

PESIMA SITUACION

Recientemente, el colectivo de becarios de la investigación ha denunciado la pésima situación en la que se encuentran: se ha reducido el número de becas, algunas de las cuales todavíano han sido convocadas, como las postdoctorales; cobran sueldos que oscilan entre 87.000 pesetas y 135.000 con sólo 12 pagas anuales y, además, carecen de todo tipo de derechos laborales, como Seguridad Social, seguro de desempleo e incluso el derecho de huelga.

Este colectivo se queja también de "soportar el peso de la investigación en España" y de realizar la mayor parte del trabajo de campo al servicio de los jefes de grupo o departamentos, puestos que ocupa el personal fijo en plantilla.

Los iembros del PINP tienen edades que oscilan entre 23 y 24 años, cuando están en formación predoctoral, y entre 34 y 35 años cuando llegan a la última posibilidad de renovar sus becas.

Durante toda esta etapa, según fuentes del colectivo de becarios, "la Administración considera que los PINP son personal en formación y utiliza este argumento para privarnos de todos los derechos que merecemos como ejecutores de una labor científica de la que el Estado es el primer beneficiario".

"Además", prosiguen,"no duda en apropiarse, a la hora de arrogarse méritos, los resultados que 'ellos han obtenido' al aumentar la inversiones y se olvidan de este colectivo cuando hay que reducir presupuestos".